Según revela un nuevo estudio publicado en la edición digital de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, un simple análisis de sangre puede ser tan preciso como una prueba de líquido cefalorraquídeo cuando se trata de determinar si los síntomas que sufre una persona son causados por la enfermedad de Parkinson u otro trastorno atípico parkinsoniano.
En las primeras etapas de la enfermedad puede ser difícil diferenciar entre Parkinson y trastornos atípicos del parkinsonianos (APD, por sus siglas en inglés), como atrofia del sistema nervioso múltiple, parálisis supranuclear progresiva y degeneración corticobasal, porque los síntomas pueden superponerse. La identificación temprana de estas patologías es importante porque las expectativas relacionadas con la progresión y el potencial beneficio del tratamiento difieren drásticamente entre el Parkinson y los APD.