Investigadores del Brigham and Women’s Hospital y del Beth Israel Deaconess Medical Center (Estados Unidos) han observado que la fragmentación del sueño, es decir, el tiempo que se pasa en la cama pero no se duerme, está relacionado con la aparición de migraña no al día siguiente, sino más bien a los dos días. En su trabajo, publicado en la revista Neurology, no encontraron que la duración del sueño o su baja calidad se asociara con un mayor riesgo de migraña.
Fuente: Redacción Médica