Varias investigaciones internacionales revelan que la mitad de los mayores toma uno o más fármacos que no son necesarios. Bien porque no tienen valor terapéutico suficiente, ya no son apropiados para su edad (por ejemplo, conservar la pastilla para el colesterol en una persona de 80 años incrementa la mortalidad), o en algún momento se los recetaron y no los han abandonado. Leocadio Rodríguez Mañas, jefe de Geriatría del Hospital de Getafe, se topó en la consulta con un hombre que llevaba tres años tomando antibióticos. “Y luego está lo que el paciente considera que no son medicamentos, como antiinflamatorios o tranquilizantes”, dice.
Fuente: El País